Año: 1975.
País: México.
Director: Carlos Enrique Taboada.
Género: Fantasmas.
Sinopsis: Después de la muerte de la tía Susana, su sobrina
Ofelia se convierte en heredera de la vieja casa con la condición de cuidar a
la mascota de la tía, Bécquer un gato negro; Ofelia se muda a la casa junto a
sus amigas Aurora, Pilar y Marta. Días después el gato aparece misteriosamente
muerto en el sótano y cosas extrañas comienzan a suceder en la casa.
Bécquer, el gato color negro... más negro que la noche. |
La película comienza relatándonos la unión que tienen el
gato y la anciana, esa amistad o complicidad tan profunda que tenían antes de
la muerte de la señora.
Enseguida nos traslada a la vida de las cuatro jóvenes que,
después del fallecimiento de la tía Susana, sus vidas se verán marcadas… o tal
vez se pudo haber evitado eso.
No comprendo el odio desmesurado hacia los gatos que le
tienen estas mujeres al pobre gato que es ‘‘más negro que la noche’’. Pero…
ellas tienen una actitud muy rara, quizá no terminan de definirse bien sus
personalidades.
Aquí ocurre casi lo mismo que en Hasta el viento tiene Miedo: Se toma su tiempo para desarrollar los personajes y se les aplica
pruebas para poner a parir su personalidad. Lo malo es que no es del todo
similar a aquella película de las colegialas en el internado, aquí… si hay
bajas, si hay muertes, una más gráfica que la anterior.
Se vuelve a cometer ese ‘‘errorcillo’’ (puede que estilo del
director) de poner gran iluminación donde se supone solamente hay una vela o
una pequeña lámpara, pero aquí si es exagerado, muy exagerado, pero es
solamente un aspecto técnico que no afecta tanto la historia. El aspecto
técnico que si afecta es que… cualquier rasguño de un gato, te deja marca… es
lo único que puedo decir y que aquí en esta película se pasa de largo en ese
detalle.
Sobresale la actuación de Sofía (Alicia Palacios), esa mujer
reacia, firme y con sus momentos maternales hacia las chicas, la que de plano
termina cayendo mal es Aurora (Susana Dosamantes) que es la que… bueno, la más
irracional y contreras de las cuatro chicas. Martha (una Lucía Méndez jovencísima)
se da a querer, se le cree su ingenuidad (a pesar de ser Lucía Méndez) y es la
que por más se preocupa uno, Pilar (una Helena Rojo más delgada de lo normal)
merodea por ahí, es una de las que tiene ese odio ilógico (o temor) por los
gatos (al igual que Aurora) y… no se le cree mucho, aparte su subtrama del
divorcio y eso, se siente de relleno o posiblemente una historia ‘‘causa y
efecto determinante’’ para el desarrollo de la historia. Ofelia (Claudia Islas; hermosísima) tiene ciertas reacciones
que van acorde a la situación y otras un tanto frías o que no vienen a cuento.
Y el gran protagonista de la historia: Bécquer. Uno desea
cuidar y proteger a ese pobre gato, defenderlo de estas mujeres insensibles que
solamente se dedican a hacerle el ‘‘feo’’, en lugar de que agradecidas deberían
de estar porque gracias a él tienen donde vivir.
El final se siente repentino, aunque no me imagino otro
final. No tiene un final especialmente feliz (tal vez rayando en esos famosos
finales característicos de Guillermo Del Toro), pero es justo lo que debió de
tener esa obra maestra (Hasta…), pero afortunadamente no tuvo y se agradece.
Calificación: 8.5/10
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