domingo, 31 de agosto de 2014

Reseña: Detention (2011)


País: EE.UU

Director: Joseph Kahn

Género: Comedia de horror

¿Sinopsis?: Detention cuenta la historia de un grupito de estudiantes del instituto Grizzly Lake que son confinados en el aula de castigo durante la noche del baile de graduación. Sin embargo el castigo será el menor de los problemas. Cinderhella, una asesina en serie icono del género slasher, cobra vida y empieza a segar la vida de sus mejores amigos. El grupito en cuestión deberá unir fuerzas para hacer frente a Cinderhella mientras procuran no perder el rumbo entre tanto viajecito en el tiempo…

Me acerqué a esta película porque leí la reseña de Sir Laguna en su blog de cine de terror y bueno, le di mi voto de confianza, sobre todo porque Detention (Joseph Kahn, 2011) está disponible en Netflix. Aquí vamos. ACLARO: Para los sensibles de los spoilers, pasar directo a la calificación, con eso se sabrá mi punto de vista, porque no me agradó para nada esta película y para justificarme, debo recurrir a los infaltables SPOILERS.

La película hace tantas referencias a la cultura pop de los 90’s, a la actual y se mofa descaradamente de aquello que más aborrezco de las películas gringas: precisamente las gringadas de ‘‘quiero ser popular, pero soy un freak que quiere tener un final feliz con el chico más guapo y popular mientras yo ignoro al de mi clan que babea por mí’’. Fácil, lo que Not another teen movie (Joel Gallen, 2001) parodió en su momento, lo cual me encantó y aunque aquí intentan hacer esa parodia, pero con lo más reciente como Twitter, Facebook, Lady Gaga, Wikipedia y una burla descarada para Scream (Wes Craven, 1996) hasta Neve Campbell es incluida considerándola como una sosa, que no están para nada perdido el asunto.

Todo aquello pudo haberme atraído, quizás aún más porque la serie de eventos que presenta son tan disparatados como el oso que viajó al espacio (?), la máquina del tiempo, la usurpación de cuerpos estilo Freaky Friday (Mark Waters, 2003) e incluso, se crea un efecto similar al del personaje Ms. Marvel, que da a luz a su propio violador, pero en este caso, la chica que viajó al pasado terminará dando a luz a su mamá (??) y el personaje que se supone es un homenaje kafkiano, pues tampoco ayuda mucho.  El disparate finaliza con algo que debió alegrarme, como ese momento Skyline (The Brothers Strause, 2010), pero no… La protagonista es intragable. Hasta Dane Cook que suelo soportarlo, aquí siendo de cualquier bando (bueno o malo), incluso neutral, no me ganó como suele hacerlo.

Un detalle del que me percaté es que aquí desarrollan aquella teoría de Randy (Jamie Kennedy) en Scream 2 (Wes Craven, 1997), que nadie sospecharía de una asesina en serie afroamericana y el metalenguaje aquí aplica con la película que los personajes ven de una reina de graduación que asesina, que es una mezcla entre las trampas viscerales de Saw (James Wan, 2004) y la novia asesina que se pudo ver en The Cabin in the Woods (Drew Goddard, 2012). Hay una escena película dentro de una película dentro de una película DENTRO de otra película, que es cuando se hace homenaje a la película The Breakfast club (John Hughes, 1985).

Pude haberme enamorado de ella, porque mencionan diferentes generaciones y detalles demasiado ‘‘frikis’’ (sic), pero a veces no basta bombardear a la audiencia con referencias pop cada dos palabras y más si los personajes son insufribles, insoportables y muy hipsters, exceptuando Spencer Locke, la cual no toleré en otros momentos (Resident Evil 3/4 y The Vampire Diaries), pero aquí puede lucirse sin que nos venga mucho a la mente lo que habrá tenido que hacer para formar parte del elenco (uno que es malpensado) y Josh Hutcherson repela muchísimo más que en otros personajes que le he visto como en The Hunger Games, Zathura y listo xD No he visto mucho de él y si lo he hecho, no lo recuerdo, tal vez porque su estatura en la vida real me distrae y siento que todo el reparto son minions (como lo que sucedió con Scream 4).

Pude haber visto otra cosa en Netflix, pero quise retirarme la espinita curiosa por esta supuesta película de culto. Puede que sólo el tiempo se encargue de acomodarla donde merezca estar realmente. Sin embargo, en mí no ha caído el supuesto maleficio de amarla por su META META META.
4.5/10


Reseña: American Horror Story lll Coven


Año: 2013 - 2014

Sinopsis: Han pasado más de 300 años desde los turbulentos días de los juicios de Salem. Aquellas brujas que lograron escapar ahora están en peligro de extinción. Se están produciendo misteriosos ataques y por ello, deciden enviar a las más jóvenes a una escuela especial en Nueva Orleans donde puedan aprender a protegerse. Una de ellas es Zoe (Taissa Farmiga), que llega al lugar ocultando un terrible secreto. Además, alarmada por las recientes agresiones, Fiona (Jessica Lange), la por mucho tiempo ausente bruja suprema, decide volver al lugar para proteger a las suyas... y que nadie se interponga en su camino.

Y con esa ‘‘supuesta’’ primicia de Coven, trataré de adentrarme con una incalculable cantidad de SPOILERS en esta tercera temporada tan genial que supera a duras penas la primera temporada (bajo mi criterio), pero que no logra ganarle a la segunda temporada.

No es secreto que el tema de la magia es algo que me llama mucho la atención. Remontándonos a nuestra dulce infancia o adolescencia, Charmed (1998-2006), Sabrina (1996-2003), Hocus Pocus (1993, Kenny Ortega) y las primeras dos entregas de Harry Potter (2001-2002, Chris Columbus) jugaron un papel importante.

Con AHS: Coven, uno verá la versión oscura y retorcida de lo mejor de lo anteriormente citado, incluso con personajes históricos como Madame LaLaurie, Marie Laveau y El asesino del hacha, o sea, figuras que permanecen dentro de las historias de terror de Norteamérica.
La trama que sirve como pegamento para los trece capítulos funciona, pero lo planteado en el primer episodio daba para más.

Se supone que esta temporada trataría de una escuela para brujas, lo cual se cumple y el personaje de Taissa Farmiga (American Horror Story: Murder House, The Bling Ring) es la sosa excusa para adentrarnos en ese instituto para jovencitas (ni modo, chicos; Ryan no quería una versión bruja de Glee) con dones extraordinarios. Seguiremos a Zoe (Farmiga), Madison (Emma Roberts), Nan (una sorpresiva y refrescante Jamie Brewer) y Queenie (Gabourey Sidibe), las cuales están bajo la tutela de Cordela (Sarah Paulson). Luego aparece Fiona (una extraordinaria e infalible Jessica Lange), que aparentemente regresará a New Orleans para proteger a las chicas de la escuela de los cazadores de brujas, los cuales quemaron viva a una bruja sin hogar (magnífica Lily Rabe).


Por cierto, el personaje de Lily Rabe da para todo un post, pero con ‘‘magnífica’’ quiero resumir su participación dentro de la trama, porque aparte de que uno se encariña con ella por su inocencia y el aura que la rodea, al menos yo le hallé similitud con Jonna Lee y su iamamiwhoami, entonces… Soy fan de Misty Day y detractor del trágico giro que tuvo.

Pero no. Se tocan tantos temas, como el hallazgo de Delphine LaLaurie (correctísimo alivio cómico el que nos brinda una excelente Kathy Bates), las jugarretas vengativas que perpetua Marie Laveau (súper genial que está Angela Bassett), la inclusión de Stevie Nicks dentro del entramado y el ritual de los Seven Wonders.

Delphine LaLaurie fue una socialité que torturó esclavos afroamericanos y desapareció para jamás saberse de ella, entonces de ahí se ‘‘agarraron’’ los guionistas para empapar al personaje de un aura sobrenatural y bueno, Kathy hace lo que puede con su madame Delphine, pero tal personaje empieza como un buen patiño para las burradas que protagoniza con Preciou… Queenie, y termina siendo alguien muy odioso de seguir. Lo mismo sucede con Emma Roberts y su versión de Lindsay Lohan, porque aceptémoslo, Madison Montgomery está basado en Lohan –milagro que ésta no ha demandado a Murphy por no darle crédito, como lo hizo con GTA V- y Madison pasa de ser una chica cool y extrovertida en una verdadera espina en el ano.

Marie Laveau debió tener su propia temporada, porque dudo que hubieran extendido la tradicional dotación de 13 episodios por los tradicionales 22 que dura una temporada. Por Angela Bassett y su madame del vudú valió la pena divagar que el tema de esta temporada sería la batalla entre la brujería y el vudú, pero eso no duró con la llegada de Hank a la estética de la sacerdotisa. Una pena si lo anterior fue spoiler y una aún mayor si no han visto esta temporada.

Myrtle Snow es otra joya digna de destacar dentro de este particular universo. Cada frase que dice es igual a una merecedora de ser lapidaria y lo que es mejor, es su exquisito gusto por la moda, lo culinario y el arte. Frances Conroy se lució con este personaje, lo cual no me extraña, porque en lo que van de las temporadas, no ha fallado; aunque lo anterior no aplica con Evan Peters y su Kyle, que no aportó más que un subtema extraña de pederastia-incesto-violación hacia él por parte de un familiar suyo, pero fuera de eso, no es entrañable como Tate y Kit.

Si algo caracteriza a AHS son sus capítulos especiales de Halloween y en esta temporada, supuestamente le han brindado un guiño a The Walking Dead, pero al mismo tiempo, han homenajeado a Evil Dead. Otra de las características de AHS es el metalenguaje, que aquí está más que adecuado al mencionar figuras de la cultura pop y ahí radica mi sospecha de Lindsay Lohan como inspiración para el personaje de Emma Roberts.

Me he topado con comentarios en blogs de seriéfilos que esta temporada bajó mucho la calidad, que pareció ser una serie para muchachitas sin neuronas que sintonizan Disney Channel/Nickelodeon/etcétera. Están muy equivocados. Dudo mucho que una jovencita promedio dure viendo a una chica obesa afroamericana masturbándose por un minotauro, mujeres siendo degolladas y asesinadas a sangre fría, decapitaciones crudas por parte de la pareja sentimental de Fiona y de ella misma (gloriosa esa escena). Continúo. Que una chica entienda el guiño hacia Evil Dead cuando Zoe agarra una sierra eléctrica y comienza a desmembrar muertos poseídos, comprendan la leyenda urbana de Stevie Nicks siendo una bruja blanca y encima de eso, las penurias que vive el personaje de Sarah Paulson que, una vez más, le ha tocado sufrir en esta temporada. Tampoco comprenderían la relación Kyle- Madison: Kyle salvando a Madison de la muerte, ella trayéndolo a la vida, él asesinándola en la cama sin que ella pudiera defenderse de su ‘‘creación’’. Todo/a un(a) guiño/versión de Frankenstein.


El ritual Seven Wonders (Siete Maravillas) radica en la reunión de brujas que se creen aptas para aceptar la Supremacía de un aquelarre y deben llevar a cabo la manifestación de siete dones, los cuales (sin un orden, porque no recuerdo) son: Piroquinesis, control mental, telequinesis, descensum (descenso al Infierno, otro detalle que una jovencita sin neuronas no comprendería ni haría debate entre sus amigas), transmutación, resucitación (que no es lo mismo al don de Misty Day) y adivinación. Tal ritual es ansiado por Fiona para encontrar a la bruja que la reemplazará y así asesinarla, transformándose Jessica Lange en la villana de Coven.

El final siempre me pareció controvertido. Se rumoró que Ryan Murphy andaba tras Glenn Close para que participara en Coven y uno supuso que ella sería la madre del personaje de Lange, cosa que jamás pasó; también se dijo que el final de esta tercera temporada no sería ‘‘alegre’’ como el de Murder House y Asylum (no sé qué definición tengan de alegre) y pues… resultó ser lo más edulcorado posible. Con un profesor súper religioso que tengo, no veo verosímil que en el universo de Coven no haya represalias por la acción de Cordelia en el último capítulo.

Lo malo de esta temporada fue lo que hizo especial a AHS: Asylum: el exceso de subtemas dentro de la trama. No había necesidad de darle lugar al supuesto trío Madison-Kyle- Zoe, a los vecinos religiosos -una desperdiciada Patti LuPone- y la ceguera de Cordelia, aparte de que Coven debió durar más de 13 capítulos, porque la historia del Instituto Deveraux es intrigante. Me hubiera gustado saber sobre Mimi Delangpre, la Suprema rusa, Annaleigh Leighton, el papel de Fiona en farmacéuticas para encontrar un antídoto para acabar con la vejez, una guerra entre las brujas vudú y las brujas ordinarias, el linaje de la familia del personaje de Dennis O’Hare, un flashback para Stevie Nicks haciendo una gracia mágica o la supuesta revancha por parte de los cazadores… Eso último hubiera sido ÉPICO en el final de temporada. Pudo haber dado muchísimo ese plan de Madison en enterrar viva a Misty… Ella hubiera sido la única sobreviviente de la brutal hecatombe de los cazadores hacia las brujas de Cordelia. Pero no.

Peor aún fue haber tenido a la sucesora de Fiona todo este tiempo y es pésimo que se dé una pista de eso en el primer capítulo. Uno haciendo memes de Zachary Quinto o Pepper siendo la siguiente Suprema. Y con eso, el tema central de AHS: Coven fue la relación madre-hija. Medio punto por eso, pero muchos puntos por ese concepto del infierno personal, no ese donde siempre hace calor y hay cadáveres ardientes cayendo de lo más alto, sino uno en el que el escenario es un lugar donde está reunido lo peor que hayas vivido y que te costará muchísimo recrear durante la Eternidad. Yo sigo divagando sobre cómo sería el mío y… creo que empezaré por ser buena persona, no vaya a ser que Papa Legba me torture por siempre.




8.5/10

sábado, 30 de agosto de 2014

Reseña: Stage Fright


Año: 2014

País: Canadá

Director: Jerome Sable

Género: Slasher

Debo confesar que me acerqué a esta película con las expectativas DEMASIADO ALTAS. Quizás porque creí estar frente a un híbrido de la televisiva Glee (2009-actualidad, varios directores) con You’re Next (2011, Adam Wingard). Justificaré lo antes mencionado.

Supuse que tendría momentos musicales y las pocas virtudes que tuvieron las primeras dos temporadas de la serie perpetuada por Ryan Murphy. Creí que no se mesuraría en la violencia gráfica, conservaría cierto aire indie y tendríamos una final girl memorable como en la producción de Wingard. Nada de eso sucede. Sólo muestra atisbos de Glee y de You’re Next por reunir lo negativo de aquellas producciones.

Al menos yo deseaba que el asesino se cargara a los niños odiosos, pretenciosos e insufribles del campamento. Los momentos musicales son plenamente detestables, repelentes y eternos. Aquí tenemos a muchos Kurt (Chris Colfer) y a muchas Rachel (Lea Michele) pululando por ahí y planeando sabotear a la protagonista, la cual se parece físicamente a Dakota Johnson, la versión cinematográfica de Anastasia Steele (Fifty Shades of Grey).


La violencia gráfica es aquí muy, pero muy truculenta. Nada tiene que envidiar a otras producciones y los efectos especiales suelen estar a favor de la trama. La serie de eventos que intentan introducirnos en esa realidad casi utópica, pues no favorece mucho a casi ninguno de los involucrados, ni a la protagonista ni a una desperdiciada Minnie Driver, con un cameo que se nota incómodo.

Lo único rescatable: el beso gay que, al recordarse, resulta trágico y hasta triste -porque uno de ellos morirá-, las death scenes, fantasear que la protagonista de una adaptación de un best-seller ha participado en una fallida película de horror musical y… Nada más.

El tráiler prometió mucho, como si fuera un remake disfrazado de Aquarius (1987, Michele Soavi)  y ofrece realmente muy poco. Es de suponerse que valiosos 15 minutos de toda la duración no son suficientes para darle buena nota o apreciación a este producto. Sin embargo, dentro del género slasher y en tiempos de escasez de este subgénero, el pasar de los años posiblemente le dará buena calificación. Es la I Know who killed me (2007, Chris Sivertson) (por lo de ser ‘‘original’’) de esta década.

5.5/10

Reseña: Más negro que la noche (2014)


País: México.

Director: Henry Bedwell.

Género: Fantasmas.

Al término de la película, estaba ansioso por ir al baño y poder orinar, pero sorpresivamente pasaron una escena después de los créditos, la cual tiene que ver con mi veredicto al final de esta humilde reseña. En fin. Mientras estaba en el sanitario, escuché a unos tipos que dijeron ‘‘ni a mi peor enemigo se la recomendaría, aunque bueno… Mejor sí lo haría. ’’

Mi opinión al respecto de lo anterior está en sí y no. Por un lado, si uno es consciente de la película de Taboada (es como el Star Wars de México que, cada que quieren, lo ultrajan, violan y chingan cada que pueden), esta película serviría para criticarla, burlarse desvergonzadamente y padecer de varios facepalms. Por otro lado, entretiene si tu pareja y tu familia han hecho planes en los que no te han incluido y aparte de eso, no tienes ningún deber académico, social o personal, pero para eso, mejor aprovechar en revisionar Lucy (2014, Luc Besson) o la muy recomendable Guardians of the Galaxy (2014, James Gunn).

Entremos en materia. Esta película cuenta con un soundtrack llamativo, hay looks que dan risa –el personaje a cargo de Eréndira Ibarra, los espantosos rizos de Vega y los invitados a la fiesta hipster que organizan en la laberíntica mansión- y hacen un intento por desviar la trama de la versión original por otro lado, que es el de no caer en la repetición de la historia, que es un detalle que desarrollaré al final de esta dizque reseña, pero lo peor radica en las actuaciones que van de mal –el tipo narizón que sieeeeeempre sale en todas las películas mexicanas- a lo peor –la sirvienta que parece la hija perdida del abuelo de The Munsters (1964-1966) y la Sra. Doubtfire-; los efectos resultan en ciertas ocasiones –quería golpear a la niña que cada rato decía que el cuadro del personaje de la anciana era ‘‘un recuadro mágico-, pero es en las muertes donde a veces funciona, aunque tristemente no he dado con una película en la que la sangre falsa intente parecer real sin quedar como la empleada en los giallos o que parezca chamoy.

Siento que en cada maldita película mexicana deben de incluir desnudos (parciales, sino la audiencia descerebrada comenzará con risitas y las madres preocupadas taparan los ojos de sus críos), un drogadicto persuadiendo de consumir a otro, cumpliéndose así lo establecido en Cabin in the Woods (2012, Drew Goddard) de tener a una puritana (o dizque, como Greta), una golfa (la española), alguien intelectual (María), un atlético (Jose María Torre luce bícep y trícep con apretadas camisas hipsters), un drogadicto (el narizón que ya mencioné), una cool (¿Pilar? Supongo que su cabello y look hipster nos intenta dar ese indicio). Una pena que con lo de los desnudos se cumpla y desgraciadamente, siguen yendo niños fastidiosos al cine de terror.

Volviendo a las actuaciones, Louvier se salva de la quema y es quizás ella la que mejor se toma la naturaleza de este filme, o sea, está consciente que es una película de terror, debe posar, intentar simular un grito de horror y bueno, por su papel me tomé con cierto humor toda esta parafernalia absurda; Eréndira Ibarra hace un esfuerzo por lucir natural con ese chistoso aspecto hipster, pero naaaaaaadie en la audiencia la tomó en serio, es decir, con ese patético look en el cabello, que parece tener pegada una peluca, pues no… distrae. Zuria Vega, de ratos, parece una versión con cabellera oscura de Claudia Islas, lo cual hace que uno intente ver al reparto original actuando y recitando la serie de eventos que acontecen en este despropósito.

El gato -hasta para el animalito hay leña verde- no logra transmitir esa dulzura que hizo el Bécquer de Taboada, éste luce exagerado y no provoca dolor e injusticia en el momento de su muerte, lo cual aquí es más gráfico que en la original, a tal grado que no sé si en realidad mataron a uno para esta escena o editaron tan bien el momento que luce creíble. Ojalá la edición hubiera estado así en toda la película, porque tiene unos ‘‘cortones’’ que descolocan.
Con la cabeza fría, puedo llegar a la conclusión que la película no es más que una fábula en la que la moraleja está algo clara si se puede ‘‘ver entre escenas’’ o tomar en cuenta detalles que, como bien está el ejemplo de que si añaden un clavo, es por algo que tomará relevancia en el tercer acto, pues yo saqué mi conclusión con este fallido reboot –porque no tiene nada de remake- de Más negro que la noche (1975, Carlos Enrique Taboada):

Una vez que alguien recibe una herencia o una oferta en la que se ve involucrado el dinero, también cuenta el posible ascenso social, se deben de desechar las amistades que se tuvieron antes de ese hecho. En lo anterior, queda claro con el personaje de Eréndira Ibarra, que es la viva imagen de la vulgaridad, el alivio cómico, el mal gusto y la imprudencia; luego está María (Adriana Louvier) que lucía la más normalita del grupo (en la versión original el personaje era encarnado por Susana Dosamantes) es una aspirante a escritora, posiblemente una letrada –la trama no le permite profundizar mucho en ella-, pero que tiene indicios de bipolaridad o trastorno de personalidad; ni se diga a la española sosa que aparte de ser drogadicta, es promiscua y queda evidente su naturaleza de traicionera. Todo lo anterior no se manifestó antes de llegada a la casa de la tía Susana –no sé cómo carajos nombraron a la anciana en esta versión-, incluso el novio del personaje de Zuria Vega le deja claro que nada más entra en esa casa, ella se transforma en otra persona.

Para mí, el mensaje es sencillo: Si te has ganado la lotería o has percibido un golpe de suerte monetario, deshazte de tus amistades y tu prometido, porque no van a aportarte ni apoyarte en nada, es decir, el gato Bécquer muere, que simbolizaba lo más valioso de la casa, lo cual puede traducirse a algo invaluable y bueno, la polémica escena (para un servidor) en la que Pilar y Victoria (Ona Casamiquela –vaya nombrecito-) discuten lo de la infidelidad de la española con el hermano de la primera (o sea, la del peinado súper ridículo) están viendo la televisión y están transmitiendo la película original. Lo que me hizo pensar que, muchas veces uno ve reflejada cierta similitud en nuestras vidas en la ficción, pero decidimos ignorar ese detalle o no le prestamos atención hasta que es demasiado tarde. A mí me ha sucedido muchas veces con la serie How I met your mother (2005-2014), en donde ciertos capítulos pudieron ayudarme a evitar situaciones que, de haber conocido antes el programa ya citado, no hubiera pasado nada. Eso lo percibí con ese guiño para nada gratuito de la versión original con este reboot tan pendejillo como prescindible.


Sólo ese mensaje moralizador le da puntos sobre una calificación que no hubiera pasado del 5/10. Y el color de este texto es un digno homenaje a ese fluido de ETS derramado sobre la mitad de la cabellera de la respetable actriz Eréndira Ibarra, porque se deben de tener agallas, ovarios y mucho profesionalismo para aceptar ese look en un producto desganado como esta película. Mejor hubiera visto Guten Tag, Ramón (2013, Jorge Ramírez Suárez) [Chiste entre mi hermano y yo].

6/10

De vuelta a esto.


Por un motivo un tanto ''tonto'', yo dejé de frecuentar este blog y fue el siguiente: olvidé la contraseña para acceder a Blogger xD Pero recapitulando como si tratara de emular la capacidad de Scarlett Johansson en Lucy (2014, Luc Besson), recordé en automático la llave para iniciar sesión en este pequeño rincón en el que, puedo expresarme libremente sobre películas (y próximamente series) que ostenten mi(s) género(s) favorito(s).

Comenzamos :)